Con las primeras luces del 4 de abril de 1942 el U-352 comenzó a salir del protegido puerto de St.Nazaire bajo las órdenes de su capitán, el Kapitänleutnant Hellmut Rathke. El submarino dejaba atrás el puerto sin la pompa con la que antaño eran despedidos todos los sumergibles al partir. Ahora las amenazas para los U-boot eran mucho mayores siendo cazados por aviones y destructores de escolta. A pesar de abandonar la seguridad del puerto-bunker la tripulación estaba contenta por emprender una nueva misión de patrulla y dejar atrás el ambiente tenso de la ciudad de St.Nazaire.
Lentamente abandonó el puerto, en la memoria de Rathke se sucedían las cinco semanas que había pasado en su primera patrulla, en aguas de Islandia. En ese periodo el U-352 (U-Boote del Tipo VII-C) realizó dos ataques, uno de ellos sobre un destructor británico sin embargo la salva de cuatro torpedos lanzados contra él falló el objetivo. Quizás fueron saboteados o simplemente fallaron lo que si era seguro era que Rathke no tenía mucha confianza en los torpedos que llevaba.
En la torre del U-352 ya no lucía el escudo de armas de la ciudad de Flensburg que fue tapado con pintura negra. Rathke se sentía obligado a repetir los éxitos alcanzados por otros submarinos alemanes en aguas norteamericanas. Alcanzó alta mar y ordenó la navegación en superficie en avante lento para cruzar el Atlántico ahorrando el máximo de combustible para operar el máximo tiempo posible en aguas enemigas.
Al otro lado del océano se encontraba el destructor USCG Icarus, bajo el mando del Lieutenant Maurice D.Jester, en patrulla antisubmarina desde Nueva York hasta Atlantic City. El tedio se había propagado por la tripulación ante la constante inactividad. Armado con varios lanzadores de cargas de profundidad, un cañón lanzacargas (que databa de la Gran Guerra) y dos ametralladoras pesadas del calibre .50 refrigeradas por agua. A popa un cañón de 3 pulgadas dominaba esta posición acompañado por otras dos ametralladoras pesadas Browning. A finales de abril el Icarus recibió nuevas órdenes, debía dirigirse a Key West, Florida para formar parte de la escolta de los nuevos convoys. Con la cancelación de todos los permisos para la tripulación el destructor zarpó el 8 de mayo.
A unos centenares de millas de la costa de New Jersey el U-352 arribó a aguas norteamericanas el 2 de mayo tras una travesía de un mes. La moral era alta entre la tripulación, la mayoría de ellos tenía una edad de 20 años y diez de ellos apenas habían llegado a cumplir los 19. Los pocos marinos profesionales se encargaron de adiestrar al resto con simulacros de ataques tanto en superficie como en inmersión. También se practicaron las maniobras de abandono de la nave, a esta orden los hombres debían ponerse sus chalecos salvavidas, sus equipos de respiración autónoma y estar preparados para escapar a toda prisa. Por la escotilla de la torre, sólo podía pasar un hombre a la vez, por lo tanto la velocidad y el orden era prioritario. Rathke permitió a sus tripulantes tomar el sol, siempre en grupos de 3 o 4 ya que se encontraban fuera del radio de acción de la aviación enemiga lo que amenizaba la dura vida en un submarino.
El U-352 se encaminaba a Cape Hatteras con la moral alta y navegando aún en superficie en busca de nuevas presas hacia el sur. No se tardó mucho en realizar la primera inmersión de emergencia, la que sería la primera de muchas ya que la presencia de aviones de búsqueda era fuerte. En los informes recibidos por los otros capitanes no señalaban la fuerte presencia de patrullas aéreas y comenzaron las dudas de Rathke sobre la misión y si los norteamericanos sabían de su presencia allí.
Tras recibir nuevos informes puso rumbo a 300 millas de Cape Aterras el 5 de mayo esperando tener fortuna. Permaneciendo bajo el agua durante el día y emergiendo al amparo de la oscuridad, Rathke divisó su primer objetivo. Un carguero avistado a las 21:00 horas a unos 8 nudos de velocidad. Se trataba del carguero sueco “Freden” que ni siquiera navegaba en zig-zag para evitar posibles ataques. Rathke solo tenía que esperar a que cruzase delante de su proa para abrir fuego cosa que ocurriría a las 21:30 lanzando un torpedo contra su objetivo. Uno de los vigías del mercante dio la voz de alarma pero el torpedo pasó por delante del mercante. Poco después Rathke volvió a intentar un nuevo ataque sobre el mercante. Media hora después se lanzó un nuevo torpedo, con toda la tripulación del mercante en cubierta preparada para abandonar el barco a la menos oportunidad. Como asomados a un palco la tripulación se agolpaba a la banda de estribor viendo acercarse el torpedo a toda velocidad. Todos esperaban el impacto directo, pero este no se produjo ya que el torpedo pasó por debajo de la quilla.
El capitán del mercante sabía que no se produciría un nuevo milagro y ordenó abandonar el barco, sin embargo a última hora cambió de opinión. No era raro los casos de botes salvavidas a la deriva que tardaron semanas en ser encontrados o que ni siquiera fueron encontrados jamás. El mercante reanudó su marcha hacia el norte. En estas maniobras Rathke perdió la pista de su presa que recuperó tras unas horas. Ahora el mercante se encontraba detrás de la posición del sumergible, una posición ideal para el ataque. Con celeridad el capitán realizó todos los cálculos y lanzó otro torpedo que se acercaba sobre las olas a toda velocidad. La profundidad no fue el problema esta vez, pero el torpedo pasó por delante de la proa del mercante. Finalmente Rathke abortó el ataque al pensar que el mercante comenzaba la huída de nuevo. El U-352 se posó en el fondo a la espera de una mejor oportunidad.
Poco después emergía unas millas más allá, sin embargo el respiro fue corto pues un vigía divisó un bimotor que se dirigía hacia ellos. Rápidamente se ordenó inmersión, todos esperaban el ataque de las cargas de profundidad, pero estas no llegaron. Tras una hora de espera el capitán ordenó salir a la superficie.
Los siguientes días el submarino patrulló muy cerca de la costa dónde realizó tres ataques sobre mercantes pero, de nuevo, la mala fortuna impidió que alcanzase a ninguno de ellos con sus torpedos. El 7 de mayo un nuevo avión hizo acto de presencia detectando al submarino sobre el que lanzó varias cargas de profundidad. El sumergible alemán no sufrió daños pero la moral de Rathke estaba muy deteriorada.
Buscando buenos resultados se dirigió a la zona de Cape Lookout, dónde el U-123 había logrado muy buenos resultados. Rathke tenía constancia de los nuevos sistemas de protección de los buques, organizados en grandes convoys pero él lo que buscaba eran barcos y allí seguro que los encontraría. Tras pasar dos noches en superficie en busca de navíos enemigos no encontraron nada. La desesperación ante tanta mala suerte empujó el 9 de mayo al capitán a desobedecer y no solo atacar de noche. Ese día emergió y pronto vio en el horizonte unos mástiles, ordenó inmersión y puso proa hacia su objetivo a toda máquina. Sin importarle el libro de identificación de barcos ordenó inundar dos tubos para el ataque, el submarino emergió de proa por la descompensación y Rathke perdió por unos instantes su objetivo sintiendo la onda expansiva. Ordenó nivelar el submarino y pudo ver como el navío al que había atacado se trataba en realidad del USC Icarus.
Tras localizar al U-352 el Icarus comienza su ataque lanzando 5 cargas de profundidad las cuales causan severos daños internos al submarino y destrozando la cubierta de navío. Dos cargas de profundidades vuelven a impactar sobre el ya agonizante U-352 obligándolo a subir a superficie. KL Rathker ordena el abandono de la nave. El Icarus continua atacando con su armamento de superficie mientras la tripulación trata de salvarse, disparando sobre los indefensos marineros alemanes. Finalmente 17 tripulantes murieron, el resto fueron hechos prisioneros y trasladados al Charleston.
En 1975, un grupo de buceadores recreativos descubrió su ubicación. Ha sido constantemente visitada por buceadores desde entonces. El U-352 se ha convertido en uno de los más importantes recursos económicos, culturales para la industria de buceo recreativo en Carolina del Norte. La intención de la NOAA en la expedición al U-352 fue la de promover el conocimiento y protección, recogida de datos arqueológicos para el Registro Nacional de Lugares Históricos.
Fuente y agradecimiento: Dani J.Åkerberg propietario de U-Historia.
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