El terrible encuentro entre el U 333 y la HMS "Crocus".
El 1 de septiembre de 1942, coincidiendo con el tercer aniversario del estallido de la guerra, el U 333, un sumergible del Tipo VIIC, zarpaba del puerto de La Pallice al mando del Kapitänleutnant (teniente de navío) Peter-Erich (“Ali”) Cremer en su cuarta patrulla de guerra, con el Atlántico central (costa de África Occidental) como destino.
Cremer era, sin duda, un oficial que parecía atraer sobre sí los desastres, aunque siempre salía airoso de ellos. Ya en 1932, el buque escuela “Niobe” volcó y se hundió muriendo 27 de sus compañeros de promoción de un total de 69 víctimas mortales. En agosto de 1940, Cremer fue transferido a la Ubootwaffe y en enero de 1941 recibió su primer mando, el U 152, un pequeño sumergible del Tipo IID. Poco más tarde, se le confió el mando del U 333, para el que eligió el emblema de “Los tres pececitos”, tanto por una de sus canciones favoritas como por el triple “3” del numeral de la nave bajo su mando.
En su primera patrulla, y sin experiencia previa de combate, Cremer hundió dos mercantes, el “Vassilios A. Polemis” y el “Ringstad”, de banderas griega y noruega, respectivamente, integrantes de los convoyes ON-53 y ON-55. Desgraciadamente allí reapareció también la mala suerte de Cremer, puesto que el 31 de enero de 1942 hundió por error al vapor alemán “Spreewald”. Parece ser que el BdU (mando de los submarinos) transmitió a Cremer el siguiente mensaje al confirmarse el hundimiento del "Spreewald": "Sie Idiot!" (¡Es usted idiota!). Sometido a consejo de guerra inmediatamente al volver a Francia, Cremer fue absuelto, ya que la investigación demostró que, dadas las circunstancias, no podía haber sabido que su objetivo era un barco alemán (el “Spreewald” navegaba disfrazado como el “Elg” noruego y radió un mensaje de SOS identificándose como el “Brittany”). Para colmo, el mercante se hallaba en una posición que no era la acordada para él, mientras que navegaba hacia puerto francés intentando romper el bloqueo aliado. En todo caso, 72 de sus 152 ocupantes perecieron en el desgraciado incidente.
Las cosas fueron mejor en su segunda patrulla, con tres mercantes hundidos y otro dañado. Eso sí, fue sorprendido y embestido por un escolta, posiblemente el destructor USS Dallas, de manera que el U 333 volvió gravemente dañado desde la costa oeste de los EE.UU.
Peor aún fue su tercera patrulla, en la que tuvo que volver a los catorce días a La Pallice tras haber sido dañado por cargas de profundidad. En todo caso, no se podía negar que el U 333 salía siempre más o menos bien parado, y de hecho su lista era ya de seis buques hundidos y uno más dañado.
El U 333 es cazado.Así estaban las cosas cuando el 6 ó el 7 de octubre (aquí las fuentes varían) el U 333 se hallaba navegando en un océano en calma. Se encontraba en la posición correspondiente a la cuadrícula ET 2989 de las cartas de navegación alemanas, (posición 07.52N 14.57W). Era un día de escasa visibilidad. Sin duda, los vigías situados en la vela se afanaban en ver más allá de lo que permitía el tiempo, cada uno en el cuarto del horizonte que tenía asignado.
Hacia las 4 horas, mientras el sumergible se desplazaba lentamente por la superficie, de entre la oscuridad surgió una sombra a gran velocidad.
Eran evidentes dos cosas: que se trataba de un buque de guerra y que había localizado al submarino por el radar. Tan rápida como apareció, la sombra empezó a disparar con todas sus armas: cañón de proa de 4 pulgadas, y todas las ametralladoras que estuvieran en ángulo de tiro. El U 333 había sido sorprendido en superficie por la HMS “Crocus” (K 49), una corbeta de la clase “Flower”, bautizada con el nombre latino… del azafrán, aun cuando la palabra pudiera recordar más bien el nombre de un animal mitológico o el de algún terrible saurio.
Tan cerca había aparecido la “Crocus” que era imposible practicar a tiempo una inmersión de emergencia. Antes de que el sorprendido Cremer pudiera haber desechado esa posibilidad, la corbeta ya había embestido al sumergible mientras llovían las balas sobre el puente del lobo gris, que pronto quedó literalmente como un colador y cubierto de muertos y heridos.
Dañado, el U 333 pudo zafarse de la “Crocus”. Por poco tiempo; la corbeta viró y de nuevo embistió a toda la velocidad posible al sumergible, destrozando su popa y provocando inundaciones en su objetivo al machacar el tubo lanzatorpedos situado en esa parte del submarino. Para entonces el U 333 estaba empezando a sumergirse por fin, mientras era acribillado sin cesar por las armas de la “Crocus”, muchos de cuyos disparos pasaban por encima de su blanco, ya que era imposible deprimir lo suficiente los cañones como para disparar a bocajarro contra el U-Boot. Tan pronto como desapareció bajo la superficie de océano, la corbeta empezó a arrojar cargas de profundidad contra su presa.
Tras un intenso bombardeo, el comandante de la K 49 llegó a la conclusión de que el submarino alemán no podía haber sobrevivido. La corbeta se retiró, con su tripulación convencida de haber mandado al fondo al enemigo. En todo caso, su casco había quedado tan dañado a su vez al abordar dos veces al sumergible, que precisaba de reparaciones en profundidad.
Más abajo, Cremer, gravemente herido en el pecho por una esquirla de metralla, había logrado dirigir la inmersión y luego equilibrar la nave. Su primer oficial, el Oberleutnant Hermann-Karl Bernhardt, había muerto durante el ataque, así como dos marineros, Erwin Levermann y Ernst Thiel. Varios tripulantes más se hallaban heridos de gravedad.
El U 333 sale de nuevo a flote. El regreso.
Tras emerger una vez desapareció su pesadilla, el U 333 pudo reunirse con el U 459, una de las “Vacas lecheras” encargadas de reabastecer a los submarinos en las largas travesías atlánticas. Dada la gravedad de las heridas de Cremer, y la muerte del primer oficial, la nave nodriza tuvo que ceder a uno de los suyos hasta que el 9 de octubre, reunido con el U 107 (Tipo IXB), éste cedió al Kapitänleutnant Lorenz Kasch para que llevase de vuelta a La Pallice al destrozado sumergible.
El viaje de regreso estuvo a punto de acabar en desastre total, puesto que el U 333 fue sorprendido en el Golfo de Vizcaya por el submarino británico HMS “Graph”. Se da la circunstancia de que esta nave era el antiguo U 570, un sumergible VIIC capturado por la Royal Navy, y cuyo comandante, por cierto, fue sometido a un tribunal de honor en cautividad en Canadá a iniciativa del gran as de los submarinos, Otto Kretschmer. Afortunadamente, la guardia del puente divisó los cuatro “peces” por estribor en dirección al U 333, que pudo esquivarlos. El “Graph” se retiró, temiendo un contraataque.
Finalmente, el maltratado U 333 consiguió volver a La Pallice el día 23 de octubre. De forma un tanto cruel, y a la vista de sus numerosos percances, se empezó a conocer a Cremer no ya como “Ali”, sino como “Ali Wrack” (que podría traducirse como “naufragio”). Pero lo cierto es que su tripulación decía que llevar a bordo a “Ali” Cremer era el mejor seguro de vida. Y algo de razón no les faltaba.
Cremer pasó los tres meses siguientes en el hospital recuperándose de sus heridas. Aunque pasó a formar parte del Estado Mayor de Dönitz en febrero de 1943, en mayo, y ante las cada vez mayores pérdidas de sumergibles, retomó el mando del U 333 hasta junio de 1944, durante un total de otras cinco patrullas de guerra, en las que fue de nuevo abordado, bombardeado por aviación y por buques de escolta… para siempre volver de nuevo a la base. Aunque no logró hundir ningún barco más. Sobrevivió a la guerra y falleció en 1992, a los 81 años.
La suerte del U 333 pareció esfumarse cuando Cremer cedió el mando de la nave. En su primera patrulla bajo el mando de su nuevo comandante, Hans Fiedler, fue hundido con toda su tripulación el 31 de julio de 1944. Tampoco Lorenz Kasch tuvo más suerte. El 17 de octubre de 1943, el U 540, bajo su mando desde marzo de aquel año, fue hundido al este de Groenlandia con toda su tripulación por la aviación aliada.
Autor: Autor: Los_Santos_Reyes
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